Pau Vinyals, intérprete, autor y codirector de El gegant del Pi, obra ganadora del Premio BBVA de Teatro 2023

La última obra galardonada con el 22º Premio BBVA de Teatro al Mejor Espectáculo Teatral fue El gegant del Pi, una producción de Cassandra Proyectos Artísticos. Un monólogo escrito e interpretado por Pau Vinyals, fruto de un proceso creativo que pretende encontrar las palabras de todos los silencios que habitan su familia, un pueblo. Una auto ficción de la herencia recibida, de un intento por encarar la construcción de un hogar. Licenciado en Arte dramático por el Instituto del Teatro de Barcelona ha participado en muchos montajes: Orsini, de la Compañía Solitaria, Suite Toc número 6 de las Impuxibles, L’Hostalera; La Hija de su padre; La boda de Fígaro, Hamlet, o Zona Franca, aparte de producciones audiovisuales como 45 Revoluciones, la tercera temporada de la serie de TV3 Merlí, o El Crac.

 

El Premio está promovido por la Fundació Antigues Caixes Catalanes, con el apoyo de BBVA, y consiste en una gira por cinco teatros de Cataluña, incluyendo el Festival Temporada Alta.

 

Pocas cosas llenan tanto de sentido mi trabajo como llevar el teatro por pueblos y ciudades


 

El gegant del Pi no deja indiferente al público. Hace reflexionar en torno a las propias reflexiones del protagonista; pensamientos, recuerdos, amor hacia una familia que tiene un pasado no a menudo compartido. ¿Qué tiene la obra de El gegant del Pi que siempre baila entre la montaña y la ciudad, y qué hay de cierto en todo lo que narras?

Es una pregunta muy recurrente que genera El gegant del Pi y la auto ficción en general. El género genera a menudo esta tensión con el espectador y esta tensión genera un silencio y un espacio para reflexionar y hacerse preguntas. Esto es lo que me interesa de la auto ficción. Decidí investigar con esa fórmula porque creía que el tema lo necesitaba. También me parecía interesante que yo mismo fuera el intérprete. La pregunta que mueve el espectáculo, que en realidad son dos, es: “Yo, Pau Vinyals Dalmau, fruto de una situación concreta podría abrazar ciertas ideologías de extrema derecha o neofascistas? ¿Por qué mi abuelo se decidió o se ¿vio empujado a ir a luchar con el bando nacional? Era importante hacerme estas preguntas en primera persona y hacer evidente una problemática que ya se intuía: la expansión de ciertos discursos fascistas en los medios de comunicación y en la sociedad.

 

Cuando empecé escribir El gegant del Pi los partidos de extrema derecha o de ideología fascista todavía no tenían prácticamente representación ni en las instituciones catalanas ni en las españolas. Ahora que ya están, pienso que es imprescindible hacer auto vigilancia para que no acabemos normalizando estos discursos ni en la esfera pública ni en la privada y que el miedo acabe dominando nuestras vidas.

 

No es importante qué hay de realidad o de ficción, lo que es interesante es que Pau Vinyals Dalmau, el personaje de El gegant del Pi es verosímil y podría ser muchas personas que vienen a ver la obra; que empatizan con su situación.

 

Lo que sí es verdad es que mi abuelo fue a lidiar con los nacionales durante la Guerra Civil, que yo vivo en la calle de Robador en Barcelona, ​​y que crecí en un pueblo de 100 habitantes. El resto es juego entre un terreno y otro; auto ficción.

 

¿Cómo se gesta la idea de crear esta obra y qué querías transmitir? ¿Te imaginabas la obra tal y como es actualmente y que conectara tanto con el público?

Lo que estaba seguro es que la pregunta que me hacía era pertinente e incluso importante y especialmente en Cataluña. Siempre he tenido la sensación de que la mayoría de catalanes creen que en Catalunya no hay fachas. O que el nacionalismo catalán no puede llevar al fascismo. La imagen que tenemos en la cabeza de alguien de extrema derecha o una facha es muy concreta y estereotipada. Y quería deconstruir ese cliché. Cuando empiezas un proyecto hasta que lo vives con el espectador no sabes qué va a pasar. Y la verdad es que estoy muy agradecido de cómo ha ido todo y no siempre ocurre, pero creo que en este caso El gegant del Pi genera al espectador una serie de emociones y preguntas que son exactamente las que quería que provocara el espectáculo que visualizaba en mi cabeza.

 

Por eso también ha sido muy importante el “cómo”, no sólo el texto escrito. O sea, la puesta en escena que hemos creado todo el equipo. Como el personaje del gigante era muy parecido a mí, con Julia Barceló (codirectora), decidimos que el texto debía salir de un sitio muy teatral donde el sentido del humor y el juego de géneros era imprescindible. Fue un gozo como todo el equipo puso cucharada desde Arnau Vallvé con el espacio sonoro y música, Judit Colomer con el espacio y Joan Ros con el vestuario. Todos ellos ayudaron a encontrar la forma de hacer este texto tan narrativo desde el presente más absoluto. Sin ellos nada hubiera tenido sentido. Tuve que confiar mucho en todos porque yo estaba dentro de escena todo el rato. Todos ellos son muy buenos, no sólo desde su área, sino en lo teatral en general.

 

El gegant del Pi ha recibido el doble Premio BBVA de Teatro al mejor montaje e interpretación por ser una propuesta que respira ternura y versatilidad y, al mismo tiempo, riesgo y compromiso. El jurado dijo que seduces al público desde el primer momento, con tu entrega absoluta. Autor, intérprete y codirector con Júlia Barceló. ¿Te esperabas que una obra tan personal pudiera tener tan recorrido y recibiera este premio? ¿Qué te supone haber ganado de entre 121 propuestas?

Es hermoso ver cómo las obras van viviendo lo que les toca o el público quiere. También a veces proyectos muy buenos e importantes no encuentran la forma de vivir la vida que deberían tener. Pienso que es una pena que con la red de municipios y ciudades que hay en Cataluña no se vaya más a todas partes. La Generalitat y las Diputaciones y Ayuntamientos deberían realizar un plan contundente para potenciar la Cultura. Pienso que es urgente. Éste no es el trabajo de los artistas, nosotros ya dedicamos nuestra vida a la creación ya menudo lo hacemos con un zueco y una alpargata. Cuando me dieron el premio escribí esto para agradecer el premio:

 

“Buenas noches, si Judit, mi amor, está leyendo este texto es porque hemos ganado algún premio. Como podéis ver no he podido venir porque estoy de bolo en Bellvís con La piel fina. Pocas cosas llenan tanto sentido mi trabajo cómo llevar teatro por los pueblos y ciudades: de repente entrar en una comunidad y contar una historia, notar cómo la gente que ha venido al teatro reacciona riendo, llorando, con un silencio, o sale pensativo y con ganas de hablar con los amigos”.

 

De alguna manera estos premios motivan a ello, a llevar el teatro a diferentes aldeas y por eso me parecen tan especiales.

 

Hablemos ahora de la profesión. ¿De cuándo esta vocación por la interpretación? Sales del Instituto y trabajas incansablemente. ¿Cómo encaras tu profesión, el futuro, en un sector que a menudo es complicado dedicarse a ello?

Desde pequeño había querido ser actor y con el tiempo vas definiendo mejor qué significa esto de ser actor y más concretamente actor de teatro. No es que no me guste hacer audiovisual pero tengo menos oportunidades y siempre me ha costado hacer espacio para el audiovisual porque he puesto mucho compromiso en el teatro y de momento ha ido así. Si me preguntas por el futuro espero que directores me sigan contratando y al mismo tiempo poder seguir haciendo cosas que impulse yo. La verdad es que me cuesta hacer planes porque este oficio nunca deja de sorprenderme por bien y por mal. En el fondo sólo deseo estar haciendo proyectos bonitos y con gente hermosa y que la vida no me deje de sorprender y no perder la capacidad de divertirme y conectar con la gente. Tanto con sus compañeros como con los espectadores.